Sociedad Jose Marti

sábado, enero 05, 2008

ESTAFAS EN LLAMADAS A CUBA

Por Esteban Casañas Lostal.

Pensé que la experiencia era nueva, pero al consultar a un amigo de Miami, mi hijo y yerno, todo parece indicar que esta sucia práctica se viene desarrollando desde hace un tiempo. Llamé a casa de un hermano y me respondió una mujer con acento oriental, le pedí que pasara a mi hermana para conversar con ella. Muy atenta me dijo que esperara un poco por encontrarse ella dentro del baño, pero no me dio tiempo a solicitarle me pasara a otro de mis parientes. Escuché el golpe que produjo el teléfono al ser colocado sobre una mesita u otro mueble de madera. Espera, espera y vuelve a esperar hasta que agotó mi paciencia, colgué sin comprender esa extraña actitud de mi familia. Dejé pasar otros minutos y repetí la llamada, respondió la misma voz femenina con acento oriental, no me sorprendió porque mi cuñada es santiaguera.

-¡Por Dios! Estoy llamando desde Canadá y me han dejado esperando, esto cuesta. Le dije a la misma mujer que había contestado antes.

-¡Mire, disculpe! El problema es que ella no ha salido del baño. Volvió a colocar el teléfono sobre el mueble y produjo el mismo sonido de la primera llamada. –El señor está enojado, dice que está llamando desde Canadá. Le explicó a uno de los presentes, porque podía escuchar las conversaciones mantenidas entre ellos, todo parece indicar que se encontraban preparando algún plato para despedir el año, sugerían agregar especias a un plato. Espera, espera y vuelve a esperar hasta que se me agotó la paciencia nuevamente y colgué definitivamente. Mi hijo llegó en esos instantes y le comenté lo ocurrido.

-¡Viejo! Eso me lo han hecho en varias oportunidades.

-Pero tiene que ser alguna pariente de Julita, tú sabes que ella es de Santiago y la mujer hablaba con ese acento de ellos.

-No es oriental, están utilizando a venezolanos, ellos hablan parecido a los orientales. Quise resistirme, pero unas palabras escuchadas le daban la razón a mi hijo: “El señor está enojado” expresado por aquella mujer, no se ajustaba al lenguaje de la gente de mi tierra. Ni existe el hábito de utilizar la palabra “señor” y enojado se hubiera sustituido por otra más común. Además, esa extraña actitud de no dar tiempo a otra opción de hablar con otra persona, es un detalle que no tuve en cuenta desde la primera llamada, y que por supuesto, se contradice totalmente a las costumbres de los nuestros, muy habladores y donde con cierta vergüenza hay que cortarlos y pedirles que te pasen a la persona con la que deseas hablar.

Después de escuchar las versiones de mi hijo, amigo y yerno, dejé pasar un tiempo prudencial para volver a llamar y cagarme en la madre de esa mujer. Desafortunadamente la llamada fue desviada para China u otro país asiático.

¿Cómo funciona esto? Hay números telefónicos del exterior o la isla que están pinchados, o sea, marcados. Cuando se recibe una llamada desde esos números en el exterior o de cualquier otro hacia los que se encuentran marcados en la isla, esas llamadas son desviadas automáticamente hacia las casas de esos “camaradas” venezolanos. Cuenta mi hijo que han superado incluso las deficiencias presentadas en los primeros tiempos, se refiere al uso de palabras ajenas a nuestro uso y con origen en Venezuela. Lo que no puede detectarse es, si la llamada fue desviada hacia Venezuela o es recibida en casas habitadas por esos individuos en Cuba. El día 24 de Dic. yo había llamado al mismo número telefónico y hablé con éxito, pero recuerdo haberles anunciado que llamaría el 31 para saludar al resto de mis hermanos. Cabe entonces la posibilidad de que aquella llamada fuera escuchada también, posibilidad que no debe descartarse conociendo la cantidad de personal que disponen para estos menesteres dentro del Ministerio de Comunicaciones. No olviden a ese pequeño ejército destinado para abrir las cartas que llegaban desde el exterior con base en ese ministerio.

¿Qué debe hacerse ante un caso como éste? Denunciar inmediatamente este hecho fraudulento ante la compañía telefónica y anunciarles que dichas llamadas no se pagarán, ya otras personas lo han hecho con éxito. Si la acción es realizada como una represalia política o un simple fraude económico, ninguno de nosotros está obligado a pagarlas mansamente. Cuando llame nuevamente y no reconozca la voz de ninguno de sus parientes, pregunte primero quiénes se encuentran en la casa, si le niegan hábilmente esa información, cuelgue el teléfono.

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2008-01-01

Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido.
Jalil Gibrán.