Sociedad Jose Marti

domingo, julio 11, 2010

FRAGMENTED LIBERTY

FRAGMENTED LIBERTY

REV. AÑORGA LIBERTAD FRAGMENTADA.c



LIBERTAD FRAGMENTADA

Por el Rev. Martín N. Añorga





Se ha dicho que el fracaso es huérfano, pero que el triunfo tiene muchos padres. En el caso de la anunciada liberación de presos en Cuba hay varias entidades que se adjudican el logro de esa conquista. Las autoridades de la Iglesia Católica en Cuba han anunciado la posible liberación de 52 presos políticos como resultado de su intervención, y el canciller español Miguel Angel Moratinos se asigna los “resultados positivos” que ha produjo su visita a Cuba. La dictadura cubana, por su parte, aprovecha el escenario para proyectarse como dadivosa y humanitaria.

Lo cierto, sin embargo, es que los cambios en la reiterada represión de la dictadura, si de veras van a producirse, hay que atribuírselos a Orlando González Zapata y a Guillermo Fariñas, dos héroes que no podemos ignorar, a las Damas de Blanco por su lealtad inquebrantable y la valentía de la que han hecho gala y también al palpable descontento popular en la Isla y a la fuerza creciente de la disidencia.

Justo es que aclaremos que aplaudimos la liberación de los llamados presos de conciencia en Cuba y no somos remisos en darle gracias a Dios por ellos, porque aunque la intervención humana haya sido determinante, por sobre toda otra autoridad reconocemos la de Dios.

No todo, sin restarle méritos a nadie, está resuelto. En primer lugar, una libertad a cuenta gotas es actitud repugnante de parte del régimen. Si a los 75 prisioneros de la llamada primavera negra los encarcelaron de un solo golpe, ¿qué sentido tiene que a la hora de liberarlos de sus injustas condenas se abuse de la paciencia y de la esperanza de ellos y de sus familiares? El régimen pretende no derrochar toda la propaganda en un solo acto, y lo que busca es alargar “su minuto de fama” anunciando a plazos determinados su “recién inaugurada piedad”, cuando lo que está haciendo. el llamado comandante Raúl Castro es jugar con las vidas de seres humanos indignamente tratados como haría un gato gordo frente a un ratón indefenso.

Otra acción de la tiranía que repudiamos es la concesión de una libertad fragmentada. Liberar a los presos cubanos imponiéndoles la opción de un destierro obligado es algo que va en contra de la integridad de los derechos humanos. El que es libre, libre debe ser para quedarse o irse. Una vez más muestran las entrañas perversas de la tiranía cuya filosofía es la de sacar ventaja de todo. Expulsar a opositores y disidentes en nombre de la libertad equivale a quitarse de encima a enemigos con los que no quiere bregar la tiranía. Desaparecerlos en la distancia es una forma sutil de fusilamiento.

La inquietud que a riesgo de ser mal entendidos confesamos tiene que ver con la libertad total del cubano. En Cuba hay varias cárceles, funestas, inmundas y despreciables; pero aunque se rompan sus rejas, queda la otra cárcel grande y compleja que es la Isla misma. ¿Por qué pedir la liberación de un puñado de hombres y no exigirle al régimen que reconozca que su existencia es anacrónica, inaceptable e insostenible? La dictadura infame podrá ponerle alas para que vuelen hacia la libertad a un centenar de presos; pero seguirá siendo dictadura, y cada cubano seguirá viviendo bajo la amenaza de la persecución, el abuso y el encarcelamiento torturante en mazmorras infernales.

Entendemos que el cardenal Ortega tenga sus sentidos del límite y que al canciller Moratinos no le interese el cambio de sistema en Cuba en tanto pueda negociar ventajosamente con los desalmados que la dominan; pero ¿dónde dejamos el reclamo de los opositores que han insistido que lo que busca y necesita la Isla es su total liberación?

Exigirle a Cuba que permita la libertad de expresión, el acatamiento a la Declaración de los Derechos Humanos y que abra espacio legal para los que se oponen a la dictadura existente, probablemente sea un grito en el desierto; pero a fin de cuentas, un grito que muchos oirán, y que contribuirá a que disminuya la indiferencia mundial que protege a los malhechores que detentan el omnímodo poder en la Isla.

Cuba no debe seguir siendo un destino para turistas ni puede continuar siendo una guarida para visitantes mal intencionados. La más bella Isla del Caribe, si tuviera libertad pudiera convertirse en una potencia económica, en un ejemplo de desarrollo social y en un paraíso en el que pueda vivirse disfrutando las bellezas del mundo.

Para muchos el exilio es una bendición por lo que tiene de huída del averno; pero ningún cubano que sienta la patria honda en su pecho puede preferir las ajenas costas al terruño precioso en que nació. Para los presos cubanos el lanzarlos a un incierto destierro no es libertad, es cambio de sanción. Ellos podrán estar ausentes, pero en Cuba seguirá presente la tiranía, y mientras en la Isla gobiernen los hermanos Castro, no podremos jamás, al amparo de un cielo ajeno, sentir en el corazón paz y dignidad.

He recordado la Oda al Niágara de Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), y admito que su mención a Cuba en medio de los versos más impactantes del desafortunado poeta, encuentro mi propia vivencia:



Mas, ¿qué busca mi anhelante vista

con inútil afán? ¿Por qué no miro

alrededor de tu caverna inmensa

las palmas ¡ay! las palmas deliciosas,

que en las llanuras de mi ardiente patria

nacen del sol a la sonrisa, y crecen .

y al soplo de las brisas del océano

bajo un cielo purísimo se mecen?



Podrán decir que soy libre porque no padezco en una celda inmunda ni sufro a la sombra de una impía tiranía; pero mientras en mi patria la bandera se vista de luto y en mis caminos de desterrado las palmas me sean indiferentes, el cielo una capa prestada y el mar una muralla implacable, tendré que confesar que tengo una libertad fragmentada.

Tenemos que unirnos en la protesta. Reclamamos la libertad de nuestros presos –no una selección al azar de ellos-, sino de todos; pero una libertad sin condiciones, no concedida a retazos ni profanada con limitaciones. Probablemente para este menester un individuo como Moratinos carezca de vocación; pero el cardenal Ortega, que ya ha escalado la altura de tutearse con el gobierno tiene la gran oportunidad de su vida para ser el vocero del reclamo verdadero del pueblo de Cuba” libertad para todos, y para siempre.

Saludos
Clemente



MNA

Diario Las Américas

Domingo 11 de julio del 2010

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