LO QUE PASA EN EL MUNDO
Por Antonio J. Fernández
e-mail: spectre22@att.net
El “testamento” político de Fidel Castro.
Interrogantes: ¿Dónde estaba Raúl? ¿Por qué no se menciona a Ricardo Alarcón? ¿Redactó el propio dictador la “Proclama al Pueblo de Cuba?” ¿Por qué no asistió a su lectura algún alto miembro de la jerarquía gobernante? ¿Qué está pasando en Cuba?
Estimados lectores: Escribo estas líneas en la mañana del martes 1º. de Agosto, o sea, a sólo unas cuantas horas del “bombazo” ofrecido por la televisión cubana con la lectura por parte del Jefe de Despacho y secretario particular de Fidel Castro, Carlos Valenciaga (muy conocido en su casa), de un documento titulado “Proclama al Pueblo de Cuba”, supuestamente redactado y firmado por el propio dictador. No tengo pues, muchos elementos para forjar una opinión, a excepción de la propia proclama, ya que, hasta estos momentos, no se han producido noticias más frescas ni comentarios de ninguna clase que puedan arrojar un poco de luz que aclare, aunque sea un poco, la oscuridad de un documento en el que ni siquiera se menciona el día de la supuesta operación.
La primera incógnita es el paradero de Raúl Castro. Él, como sucesor, aunque sea en condición “provisional”, tenía que haber dicho unas palabras después de la lectura de la proclama. Debió haber hablado acerca del estado del dictador después de la operación; del tiempo que los médicos opinan que durará su “provisionalidad” hasta que su hermano se reponga; dar la seguridad al pueblo que todo va a seguir en marcha mientras dure la convalecencia del dictador; y un montón de etcéteras que siguen sin tener respuesta. Pero no sólo Raúl “brilló por su ausencia”, sino que también permanecieron fuera del “show” todos los grandes jerarcas del gobierno castrista. ¿Dónde estaban Ricardo Alarcón, Felipe Pérez Roque, Carlos Lage, Machado Ventura, Balaguer, Francisco Soberón y demás miembros de la comparsa mayor? ¿Cómo es posible que toda la responsabilidad de la noticia haya recaído en un secretario que ayer por primera vez se vistió de largo? Yo, por lo menos, no sabía quien era el secretario de Fidel Castro.
Hay algunos “cubanólogos” que opinan que todo es una farsa para poder captar la reacción del pueblo cuando a la parca le toque realmente la tarea de llevarse a Fidel Castro a los “quintos infiernos”. No lo creo, esto no es un ensayo ni muchísimo menos. Mi opinión es que en estos momentos el gobierno comunista, con Fidel vivo o muerto, está atravesando una crisis, la mayor en su larga existencia, de la que todavía no tiene la menor idea de cómo resolverla.
Y, aunque como dije anteriormente, carezco de elementos sólidos de juicio, voy a emitir las dos posibilidades que considero más cercanas a la verdad.
Posibilidad # 1: Fidel Castro murió y murió de repente. Toda la historia de la “complicada operación” es sólo un recurso para ganar tiempo. La proclama, además de parecer un testamento con las últimas decisiones de un moribundo, es también una repartición de los puestos más elevados dentro de la jerarquía gubernamental. Se está, en la proclama, poniendo la supuesta voluntad de Fidel, como si éste la hubiera redactado. Castro jamás redactaría un documento dando detalles de sus males, cuando toda su vida los ha ocultado. La parte donde se menciona “los detalles de este accidente de salud constan en las radiografías, endoscopias y materiales filmados”, es absurda por parte del paciente y más bien me parece una coartada para cubrir la demora en anunciar su muerte, que quizás todavía no lo hagan hasta el fin de semana. ¿Con qué objeto? Con el objeto de continuar reunidos los beneficiarios (por eso a ninguno se le ha visto) que todavía no se han puesto de acuerdo y buscan una solución “tragable” para el pueblo, que aún no han encontrado.
Y sigo buscando anomalías en la proclama. En el párrafo donde dice: “Nuestro glorioso Partido Comunista, apoyado por las organizaciones de masas y todo el pueblo, tiene la misión de asumir la tarea encomendada en esta Proclama”. O sea, Castro, quizás post-mortem, le está supuestamente diciendo al pueblo que tiene que apoyar el documento y hacer lo que se le manda. Esto tiene que haber sido idea de los redactores apócrifos, a manera de recordatorio de que hay que seguir cumpliendo la voluntad del tirano o que se atengan a las consecuencias.
La posposición de su cumpleaños dice: “les ruego a todos posponerlo para el 2 de diciembre del presente año, 50 aniversario del Desembarco del Granma”. De esa frase me chocaron las palabras “les ruego”. ¿Han oído ustedes alguna vez a Castro utilizar en primera persona el verbo “rogar”? No, porque esa palabra no existe en su vocabulario.
Otra anomalía en el documento: “Pido al Comité Central del Partido y a la Asamblea Nacional del Poder Popular el apoyo más firme a esta proclama”. Si lo hubiera escrito verdaderamente el dictador, la frase diría así: “El Comité Central del Partido y la Asamblea Nacional del Poder Popular darán el apoyo más firme a esta proclama”. Castro nunca pide nada, ordena. A los redactores apócrifos se les fue la musa en esa frase que los puso al descubierto.
Por último, el fin de la proclama, terminó con vivas a la Patria, a la Revolución y al Socialismo. Al lector del documento se le olvidó, o pensó que ya no era necesario, agregar de su propia cosecha: “¡Y viva Fidel!”, frase con la que los sicarios del tirano terminan todas sus intervenciones públicas.
Posibilidad # 2: Me luce algo imposible, pero por lo menos más creíble que la de “para ver la reacción del pueblo”. En Cuba ha sucedido lo impensable, ha habido un golpe de Estado. Hace tiempo que las locuras de Fidel y sus arranques de ira, como el que empleó con el periodista Manuel Cao, están abochornando a sus acólitos, a los que pone en ridículo ante una audiencia internacional. Como todo esto ha ido aumentando desde hace un tiempo a esta parte, quizás (muy remotamente), todos se pudieron de acuerdo para sustituirlo. Lo difícil de creer de esta posibilidad es que Raúl ha tenido que estar de acuerdo con ella, a menos que Raúl se encuentre detenido y es por eso que no se ha visto aún, algo insólito.
Yo me inclino –con todo el peso de mi cuerpo- a estar de acuerdo con la primera Posibilidad. Castro debe estar muerto y los que se suponen lo sustituyan se encuentran dentro de un laberinto que, para encontrar la salida, no es fácil.
No puedo creer la operación cuando, tanto en Argentina como en Bayamo, Castro disparó discursos kilométricos sin que en ningún momento demostrara estar cansado. Si hubiera tenido un problema como el que exige la operación quirúrgica que alegan tuvieron que hacerle, los síntomas se hubieran notado desde hace tiempo, especialmente en una persona que, como el dictador, siempre está bajo el cuidado de un grupo de médicos especialistas que lo acompañan siempre en sus viajes, tanto nacionales como internacionales. Sin embargo, un ataque al corazón o un derrame cerebral son mortíferos y rápidos. Eso es lo que creo ha pasado. Desde luego, si ya han decidido los herederos del poder, por su propia conveniencia, que la causa es una hemorragia intestinal, va a ser difícil probar lo contrario, especialmente después que he recibido la información de que en el hospital en que Castro está siendo “tratado”, no permiten entrar ni salir a nadie. Los que llegan a cumplir su turno: médicos enfermeras y demás personal, no los dejan entrar, y a aquellos que están dentro del hospital les prohíben salir.
PUNTO Y APARTE
Si CNN en EE.UU y El País y ABC de Madrid tienen corresponsales en La Habana, yo me embullé a tener también uno que me mantenga informado de lo que está pasando en Cuba “detrás de la fachada”. A través de muchos canales -para despistar a Seguridad del Estado- me pude hacer de un disidente sin registrar, para pasar desapercibido. Sus señas las omito por razones de seguridad, pero su nombre clandestino es Leovigildo Bembachula, que a través de contactos seguros me pasará lo que haya podido recoger durante la semana. Cuenta Leovigildo en su primer reportaje, la llegada de Fidel Castro al hospital donde ahora se encuentra, no se sabe si vivo o muerto.
Al llegar la comitiva cargada con la camilla en que transportaban al casi cadáver, le preguntaron en la recepción:
-¿Ustedes traen sus propias sábanas?
-No- dijo el que traía la camilla cargada por la cabecera.
-¿Y fundas y almohadas?- preguntó de nuevo el eficiente empleado.
-Tampoco- respondió el satélite castrista.
-Pero… ¿toallas si traen?
-Le he dicho que no traemos nada- contestó el carga camilla de Castro.
-Bueno, entonces eso quiere decir que ustedes se han equivocado de hospital. Monte de nuevo al paciente en la ambulancia, condúzcala diez cuadras hacia la derecha, doble izquierda y continúe por otras cinco cuadras y allí se encontrará el Hospital para Visitantes Extranjeros. Allí tienen de todo.
e-mail: spectre22@att.net
El “testamento” político de Fidel Castro.
Interrogantes: ¿Dónde estaba Raúl? ¿Por qué no se menciona a Ricardo Alarcón? ¿Redactó el propio dictador la “Proclama al Pueblo de Cuba?” ¿Por qué no asistió a su lectura algún alto miembro de la jerarquía gobernante? ¿Qué está pasando en Cuba?
Estimados lectores: Escribo estas líneas en la mañana del martes 1º. de Agosto, o sea, a sólo unas cuantas horas del “bombazo” ofrecido por la televisión cubana con la lectura por parte del Jefe de Despacho y secretario particular de Fidel Castro, Carlos Valenciaga (muy conocido en su casa), de un documento titulado “Proclama al Pueblo de Cuba”, supuestamente redactado y firmado por el propio dictador. No tengo pues, muchos elementos para forjar una opinión, a excepción de la propia proclama, ya que, hasta estos momentos, no se han producido noticias más frescas ni comentarios de ninguna clase que puedan arrojar un poco de luz que aclare, aunque sea un poco, la oscuridad de un documento en el que ni siquiera se menciona el día de la supuesta operación.
La primera incógnita es el paradero de Raúl Castro. Él, como sucesor, aunque sea en condición “provisional”, tenía que haber dicho unas palabras después de la lectura de la proclama. Debió haber hablado acerca del estado del dictador después de la operación; del tiempo que los médicos opinan que durará su “provisionalidad” hasta que su hermano se reponga; dar la seguridad al pueblo que todo va a seguir en marcha mientras dure la convalecencia del dictador; y un montón de etcéteras que siguen sin tener respuesta. Pero no sólo Raúl “brilló por su ausencia”, sino que también permanecieron fuera del “show” todos los grandes jerarcas del gobierno castrista. ¿Dónde estaban Ricardo Alarcón, Felipe Pérez Roque, Carlos Lage, Machado Ventura, Balaguer, Francisco Soberón y demás miembros de la comparsa mayor? ¿Cómo es posible que toda la responsabilidad de la noticia haya recaído en un secretario que ayer por primera vez se vistió de largo? Yo, por lo menos, no sabía quien era el secretario de Fidel Castro.
Hay algunos “cubanólogos” que opinan que todo es una farsa para poder captar la reacción del pueblo cuando a la parca le toque realmente la tarea de llevarse a Fidel Castro a los “quintos infiernos”. No lo creo, esto no es un ensayo ni muchísimo menos. Mi opinión es que en estos momentos el gobierno comunista, con Fidel vivo o muerto, está atravesando una crisis, la mayor en su larga existencia, de la que todavía no tiene la menor idea de cómo resolverla.
Y, aunque como dije anteriormente, carezco de elementos sólidos de juicio, voy a emitir las dos posibilidades que considero más cercanas a la verdad.
Posibilidad # 1: Fidel Castro murió y murió de repente. Toda la historia de la “complicada operación” es sólo un recurso para ganar tiempo. La proclama, además de parecer un testamento con las últimas decisiones de un moribundo, es también una repartición de los puestos más elevados dentro de la jerarquía gubernamental. Se está, en la proclama, poniendo la supuesta voluntad de Fidel, como si éste la hubiera redactado. Castro jamás redactaría un documento dando detalles de sus males, cuando toda su vida los ha ocultado. La parte donde se menciona “los detalles de este accidente de salud constan en las radiografías, endoscopias y materiales filmados”, es absurda por parte del paciente y más bien me parece una coartada para cubrir la demora en anunciar su muerte, que quizás todavía no lo hagan hasta el fin de semana. ¿Con qué objeto? Con el objeto de continuar reunidos los beneficiarios (por eso a ninguno se le ha visto) que todavía no se han puesto de acuerdo y buscan una solución “tragable” para el pueblo, que aún no han encontrado.
Y sigo buscando anomalías en la proclama. En el párrafo donde dice: “Nuestro glorioso Partido Comunista, apoyado por las organizaciones de masas y todo el pueblo, tiene la misión de asumir la tarea encomendada en esta Proclama”. O sea, Castro, quizás post-mortem, le está supuestamente diciendo al pueblo que tiene que apoyar el documento y hacer lo que se le manda. Esto tiene que haber sido idea de los redactores apócrifos, a manera de recordatorio de que hay que seguir cumpliendo la voluntad del tirano o que se atengan a las consecuencias.
La posposición de su cumpleaños dice: “les ruego a todos posponerlo para el 2 de diciembre del presente año, 50 aniversario del Desembarco del Granma”. De esa frase me chocaron las palabras “les ruego”. ¿Han oído ustedes alguna vez a Castro utilizar en primera persona el verbo “rogar”? No, porque esa palabra no existe en su vocabulario.
Otra anomalía en el documento: “Pido al Comité Central del Partido y a la Asamblea Nacional del Poder Popular el apoyo más firme a esta proclama”. Si lo hubiera escrito verdaderamente el dictador, la frase diría así: “El Comité Central del Partido y la Asamblea Nacional del Poder Popular darán el apoyo más firme a esta proclama”. Castro nunca pide nada, ordena. A los redactores apócrifos se les fue la musa en esa frase que los puso al descubierto.
Por último, el fin de la proclama, terminó con vivas a la Patria, a la Revolución y al Socialismo. Al lector del documento se le olvidó, o pensó que ya no era necesario, agregar de su propia cosecha: “¡Y viva Fidel!”, frase con la que los sicarios del tirano terminan todas sus intervenciones públicas.
Posibilidad # 2: Me luce algo imposible, pero por lo menos más creíble que la de “para ver la reacción del pueblo”. En Cuba ha sucedido lo impensable, ha habido un golpe de Estado. Hace tiempo que las locuras de Fidel y sus arranques de ira, como el que empleó con el periodista Manuel Cao, están abochornando a sus acólitos, a los que pone en ridículo ante una audiencia internacional. Como todo esto ha ido aumentando desde hace un tiempo a esta parte, quizás (muy remotamente), todos se pudieron de acuerdo para sustituirlo. Lo difícil de creer de esta posibilidad es que Raúl ha tenido que estar de acuerdo con ella, a menos que Raúl se encuentre detenido y es por eso que no se ha visto aún, algo insólito.
Yo me inclino –con todo el peso de mi cuerpo- a estar de acuerdo con la primera Posibilidad. Castro debe estar muerto y los que se suponen lo sustituyan se encuentran dentro de un laberinto que, para encontrar la salida, no es fácil.
No puedo creer la operación cuando, tanto en Argentina como en Bayamo, Castro disparó discursos kilométricos sin que en ningún momento demostrara estar cansado. Si hubiera tenido un problema como el que exige la operación quirúrgica que alegan tuvieron que hacerle, los síntomas se hubieran notado desde hace tiempo, especialmente en una persona que, como el dictador, siempre está bajo el cuidado de un grupo de médicos especialistas que lo acompañan siempre en sus viajes, tanto nacionales como internacionales. Sin embargo, un ataque al corazón o un derrame cerebral son mortíferos y rápidos. Eso es lo que creo ha pasado. Desde luego, si ya han decidido los herederos del poder, por su propia conveniencia, que la causa es una hemorragia intestinal, va a ser difícil probar lo contrario, especialmente después que he recibido la información de que en el hospital en que Castro está siendo “tratado”, no permiten entrar ni salir a nadie. Los que llegan a cumplir su turno: médicos enfermeras y demás personal, no los dejan entrar, y a aquellos que están dentro del hospital les prohíben salir.
PUNTO Y APARTE
Si CNN en EE.UU y El País y ABC de Madrid tienen corresponsales en La Habana, yo me embullé a tener también uno que me mantenga informado de lo que está pasando en Cuba “detrás de la fachada”. A través de muchos canales -para despistar a Seguridad del Estado- me pude hacer de un disidente sin registrar, para pasar desapercibido. Sus señas las omito por razones de seguridad, pero su nombre clandestino es Leovigildo Bembachula, que a través de contactos seguros me pasará lo que haya podido recoger durante la semana. Cuenta Leovigildo en su primer reportaje, la llegada de Fidel Castro al hospital donde ahora se encuentra, no se sabe si vivo o muerto.
Al llegar la comitiva cargada con la camilla en que transportaban al casi cadáver, le preguntaron en la recepción:
-¿Ustedes traen sus propias sábanas?
-No- dijo el que traía la camilla cargada por la cabecera.
-¿Y fundas y almohadas?- preguntó de nuevo el eficiente empleado.
-Tampoco- respondió el satélite castrista.
-Pero… ¿toallas si traen?
-Le he dicho que no traemos nada- contestó el carga camilla de Castro.
-Bueno, entonces eso quiere decir que ustedes se han equivocado de hospital. Monte de nuevo al paciente en la ambulancia, condúzcala diez cuadras hacia la derecha, doble izquierda y continúe por otras cinco cuadras y allí se encontrará el Hospital para Visitantes Extranjeros. Allí tienen de todo.
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