Sociedad Jose Marti

sábado, agosto 05, 2006

Mientras esperamos el desenlace

Mientras esperamos lo que tanto necesita el pueblo de Cuba, en vez de especular o tratar de adivinar me he puesto a analizar cada detalle de lo que he visto ha sucedido en tan pocas horas.

El lunes 31 de julio, 2006, después de las 9 p.m. me entero con sorpresa, de la noticia que más he añorado toda la vida. Inicialmente pensé que era una broma, pero cuando vi la transmisión desde Cuba en que un infeliz lacayo del régimen hablaba en primera persona repitiendo un supuesto mensaje de Fidel, me di cuenta que ya estaba comenzando el principio del fin.

Por primera vez en la historia de nuestra nación desde la huida de Batista el 31 de diciembre de 1958, a nombre del autoritario Fidel Castro "el invencible comandante" como nos martillaban tanto bajo su sistema, se publica que delegará el poder provisionalmente a su hermanísimo Raúl Castro. Pero nunca se vio ni escuchó al propio tirano hacer dicha declaración. La nota en sí es todo un acontecimiento, pero al no aparecer personalmente fue la llama que prendió la hoguera que ya es inapagable.

Las llamadas entre amigos y familiares de cubanos que viven en el exterior comenzaron a cargar las líneas, y en la capital del exilio, como se conoce el lugar donde más cubanos residen después de Cuba, miles de personas fueron a celebrar toda la noche hasta el amanecer, y eso que no se ha sabido con certeza si ya el diablo regresó a sus dominios de donde no debió salir.

Me dan pena todos aquellos que repiten haciendo ver que son buenas personas que "no debemos alegrarnos de la muerte de ningún ser humano", porque todavía no se han dado cuenta que Castro y sus seguidores más cercanos son demonios y hasta las enseñanzas bíblicas los condenan, lo mismo el doctor angélico Santo Tomás de Aquino, autor de la filosofía escolástica que se lleva en las iglesias católicas afirmó que el tiranicidio es permitido, porque es por el bienestar de la mayoría de las personas.

Otro grupito que me dan lástima son las ratas que han servido de agentes en el extranjero, y todos aquellos que han lucrado con el dolor del exilio, que rompen las leyes de Estados Unidos y comercian con los mercaderes del mal sirviendo algunos hasta de mulas en el tráfico ilegal con la isla esclava, porque los pobres van a tener que trabajar de verdad si Cuba logra alcanzar la democracia. Son estos sujetos los que están corriendo "bolas" que sólo convienen a la tiranía castrista, para tratar de que se perpetúe. Lo siento por sus temblores y sus dolores de estómago, porque no podrán empañar más nuestra dicha aunque sigan manejando tan bajas pasiones. Esto me demuestra que la mayoría, simpatizantes o no, está de acuerdo de que muerto Castro será mucho más fácil la democratización de Cuba.

No puedo ocultar mi gran alegría por esta noticia, y por ver a tantos hermanos de diferentes naciones del mundo que me han conmovido con sus mensajes solidarios, mis amigos de Colombia, Argentina, España, Perú, Puerto Rico, Nicaragua, Estados Unidos, etc., que me han escrito porque se han acordado de mí al ver estos sucesos, manifestando mi mismo entusiasmo, lo que agradezco infinitamente. Pero sobre todo, lo que más me estremeció que hasta lágrimas me arrancó, fue ver unidas a tantas personas de todas las edades y especialmente jóvenes como mis hijos que no conocen personalmente a Cuba y otros recién llegados, como bailaban, cantaban, tocaban las bocinas de sus vehículos, coreaban "¡Cuba sí, Castro no!", celebrando en las calles de Miami la caída del régimen que tanto daño ha hecho al pueblo cubano y a muchos en todo el mundo.

Inevitablemente pensé la emoción que me produjo cuando aquellos pueblos sometidos bajo el yugo comunista se fueron liberando a finales de la década de 1980, como los alemanes que en 1989 se aferraron con ansias para derrumbar aquel oprobioso muro que los dividió por tantos años; me acordé de los rusos que el 19 de agosto de 1991 se ponían delante de los tanques para defender su democracia recién estrenada evitando que un golpe de estado los devolviera a la época de Breznev o Stalin; memoricé como las mismas Fuerzas Armadas de Rumania llevaron al paredón de fusilamiento a su miserable jefe del estado totalitario Nicolás Ceausesco, y comprobé como las personas de bien pueden ponerse en el lugar de los cubanos y sentir nuestro mismo regocijo.

No sé si fue coincidencia (aunque no creo en casualidades), pero el mismo día que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, asistió a una comida en el popular restaurante Versalles de la calle 8 del suroeste de Miami, con líderes del exilio cubano para hablar de los planes para una transición en Cuba, pocas horas después lanza la TV controlada de Castro la nueva buena. ¿O Washington sabe más de lo que dice o Diosito escogió este momento para comenzar su nuevo plan a favor del pueblo cubano?.

En los regímenes totalitarios de corte comunista, basado en la mentira constante siempre ha sido tradicional ocultar la muerte de sus dirigentes genocidas, lo hicieron en la extinta Unión Soviética cuando Stalin falleció en 1953, y lo hizo China continental cuando murió Mao Tse Tung en 1976, que lo embalsamaron y lo pusieron en una ventana como acostumbraba el asesino mandatario "para saludar a su pueblo". No es de extrañar que en Cuba hagan lo mismo. Conociendo lo diabólico del sistema y la megalomanía de Castro no puedo imaginarme que sea capaz de soltar el poder por una simple cirugía, de las que habrá tenido otras y jamás se informó públicamente, aunque sabemos bien que están preparados para hacerse los muertos y ver el entierro que le hacen.

Puede que Fidel todavía no esté donde debe de estar, pero el hecho de su sola desaparición en público, que no haya tenido oportunidad para decir "Yo estoy bien", como hizo después que se desmayó en el municipio habanero del Cotorro ante 60,000 personas que obligatoriamente asistían a uno de sus prolongados discursos en el año 2001, o cuando en julio del 2004 se cayó aparatosamente en la ciudad de Santa Clara que aparentemente se fracturó una rodilla y un brazo, no perdió oportunidad para recalcar su invulnerabilidad, y ayudado por sus escoltas pidió un micrófono para decir entre otras cosas: “Les pido perdón por haberme caído. Seguramente... bueno, observo, y para que nadie especule por ahí, que tengo alguna fractura en la rodilla y tal vez una en el brazo, tal vez, no es muy seguro todavía, pero estoy entero”, por eso, este hecho de ceder "temporalmente" el poder, bien merece un brindis. Y hasta yo que no tomo ni consejos por ser extremadamente abstémica como antinicotínica, lo haré, tomando nuestro trago más clásico, un Cuba Libre, y preparado con Bacardí, el ron cubano que más ha odiado la tiranía.

Mientras espero el desenlace de los acontecimientos, tampoco me voy a olvidar de arrodillarme para darle gracias al Todopoderoso por este regalo de ayudarnos a lograr la felicidad y prometo no olvidar jamás que sólo Él es el camino, la verdad y la vida. No queda otra que acatar su voluntad, pero eso no me impide estar llena de júbilo con esta nueva esperanza y poder gritar con todas las fuerzas de mi pecho: ¡Viva Cuba Libre!.-


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