Sociedad Jose Marti

jueves, agosto 10, 2006

LA CONFUSIÓN DE LOS SENTIMIENTOS

Esta semana que hemos vivido ha sido de gran intensidad. Para mí todo comenzó en la mañana del 31 de Julio.

Muy temprano tuve que tomar una triste y drástica determinación. Nuestra perra "Manchita" ya no daba más. Durante el último mes si había comido 4 veces era mucho y en los pasados 5 días no haba probado bocado. Uno de nuestros yernos la había recogido de la calle y durante 18 años nosotros le brindamos nuestro amor, que ella supo corresponder a plenitud. Sin embargo ya se encontraba en una situación deplorable que nos movía a hacerla descansar.

Recuerdo que cuando el veterinario me dijo: "Ya a ella le llegó su hora" tuve que llenarme de valor para firmar los papeles que la pondrían a dormir. En esos momentos pensé qué distinta sería mi reacción si al que tuviera frente a mí fuera el Tirano Fidel Castro Ruz.

Ya por la tarde se precipitaron los acontecimientos con la llamada de mi hermana Totó dándome la noticia de que el Tirano había delegado el poder en su hermano Raúl.

Mi reacción inmediata fue de cautela. Recordé como el Tirano es un artífice en las mentiras y las trampas. Durante 7 días en Agosto he visto a los viejos llorar de alegría en Miami, he visto a balseros recientemente llegados gritar de alegría en Miami, he visto a una hermana del Tirano enarbolar sus dos apellidos compungida ante las cámaras de televisión y he visto a un Cardenal de la Iglesia Católica pedirle a sus feligreses que rezen por el pronto restablecimiento del Chacal de Birán.

De la hermana, no es de sorprender. Me dió lástima cuando la ví porque ser hija de quienes fué y hermana de quienes son, es una cruz muy dificil de llevar.

Del otro, del Cardenal Risita, tampoco es de sorprender. Le reconozco todo su derecho de rezar por quien quiera. Le respeto sus convicciones políticas y su orientación sexual. Pero como católico para mí sería un sacrilegio rezar porque se recupere el Tirano. Un sacrilegio contra nuestra Cuba, un sacrilegio contra las decenas de miles asesinados por órdenes del Tirano, un sacrilegio contra los cientos de miles apresados y torturados por el Tirano durante estos 47 años, un sacrilegio contra el más de UN MILLÓN de cubanos que han muerto en el exilio por culpa del Tirano. No, Cardenal Risita. Como católico no puedo perdonar a quien no tiene "espíritu de arrepentimiento" ni "propósito de enmienda". Usted señor Ortega es un espécimen estercolero que mancha el nombre de la Iglesia Católica. Como contraste, usted me ha hecho recordar a un verdadero cura católico al que conocí personalmente en Nueva Orleans, al Padre Ismael Testé.

El Padre Testé, fundador de la Ciudad de los Niños tuvo que huir de Cuba cuando el Tirano le preparaba una trampa ya que aquella Ciudad de los Niños iba a estar en contraposición con los "Pioneros" que el Tirano pensaba entronizar para lavarle el cerebro a la niñez cubana. Tomando un café con leche en el Café Dumonde el Padre Testé me dijo una noche: "Bringuier, como sacerdote yo tengo que perdonar a los comunistas, pero primero hay que matarlos, después de muertos yo los perdono". Qué lástima que mi Iglesia Católica no hubiera nombrado Cardenal al Padre Ismael Testé.

No, Cardenal Risita. No espere que yo reze para que el Tirano se recupere del mal que lo atosiga. Si lo hiciera estaría ciego como ustedes. Les ruego a usted y a los Obispos de Cuba que recuerden lo que dijo Nuestro Señor Jesucristo recogido por Mateo 15, 14: "Dejadlos; ellos son ciegos que guian a otros ciegos; y si un ciego se mete a guiar a otro ciego, ambos caen en la hoya."

Para Cuba ya es hora. Inexorablemente se acercan los días en que la mujer cubana recupere su dignidad, en que el hombre cubano recupere su hombría y le digan a estos que tienen los sentimientos confundidos: BASTA YA. Ya el ejército Soviético no avasalla al pueblo cubano. El período post-Castro es un período que tiene que ser resuelto por los CUBANOS. Mientras más demore en resolverse más profunda y caliente será la hoya y cruelmente sangriento puede ser el futuro de la Patria que nos vió nacer.

8 de Agosto del 2006

Carlos J. Bringuier