EL COSTO HUMANO DE VILMA
EL COSTO HUMANO DE  VILMA
 Por Hugo J.  Byrne
 Aquella mujer  malvada,
cuando un patriota  caía
con la frente  ensangrentada,
lanzaba una  carcajada
frenética de  alegría
(Fragmento de La Carcajada por Bonifacio Byrne,  1896)
El título de la columna de  esta semana parecería referirse a los estragos de un huracán devastador,  detallando las pérdidas humanas y las angustias y miserias que su secuela deja  entre los damnificados.  Realmente  lo hace, aunque sólo alegóricamente.
La  esposa oficial del Tirano substituto de Castrolandia recibió al morir en La  Habana hace varios días, todos los honores funerarios que ofrece de rigor la  cúpula totalitaria a quienes detentan sus privilegios.  Pero además ha recibido elegías de  muchos medios de difusión a través de todo el mundo y no sólo los de la prensa  merecidamente desacreditada por su tendencia totalitaria.
Vilma  Espín Gillois, la  mujer más importante en la nomenklatura castrista desde que su cuñado tomara por  la fuerza el poder político de Cuba en 1959, ha sido descrita en esos medios  como una gran activista de los derechos  de las llamadas minorías.  En  especial de los intereses de las mujeres y la causa feminista en  general.  En California todas las estaciones de televisión en español,  incluyendo CNN, en términos generales cantaron su loa.  
Me  pregunto si quienes afirmaron semejante infamia sabían donde estaba Vilma el día 6 de  septiembre de 1981.  En ese día los esbirros de la policía política  castrista asesinaron a golpes a la  Doctora Edmunda Serrat Barrios, en sus cuarteles de Villa Marista.  La abogada de 70 años había sevido previamente tres  años de encarcelamiento arbitrario en el campo de detención llamado Granja  América, en la provincia de La Habana.   Cuando al practicar su profesión en defensa de un acusado de crímenes  contra el estado, la Dra. Serrat Barrios objetó la actuación del juez, fue  detenida nuevamente.  Días más tarde  sus familiares fueron informados de su muerte por ataque cardíaco.  La familia fue forzada a despedir un ataúd sellado y sufrir supervisión policial contínua durante su  entierro.
¿Sabían dónde estaba Vilma el día 3 de agosto  de 1963?  Ese día los esbirros de  Castrolandia ejecutaron por  fusilamiento en la Oficina de Seguridad del Estado de San Cristóbal,  provincia de Pinar del Río, a María  Isabel Torrado.
¿Sabían dónde estaba Vilma el día 7 de  julio de 1961?  Ese fue el día que  Lydia Pérez López se desangrara en la Prisión  Nacional de Mujeres de Guanajay, Pinar del Río.  Lydia, quien estaba embarazada en su  octavo mes, recibió golpes en el  vientre por parte de sus custodios  castristas.  Como consecuencia  perdió su bebé.  La mártir de apenas  25 años murió por pérdida de sangre,  sin recibir la menor atención  médica.
¿Sabían dónde estaba Vilma el día 20 de  octubre de 1999?  Ese fue el día que  Estrella Ríos de 35 años de edad y su hijo Ernesto Márquez Ríos de 6 años se  ahogaron.  Ambos fueron víctimas de la embestida de una patrullera castrista a su  pequeña embarcación en la que intentaban huir del régimen.  El bote de siete metros se hundió en  aguas territoriales cubanas a 12 kilómetros al norte de La Habana.
¿Sabían dónde estaba Vilma el día 27 de  febrero de 1982?  En ese día la  líder de una organización anticastrista, Caridad Pavón Rodríguez, fue asesinada alevosamente tras sufrir  torturas y palizas brutales a manos  de la policía política de los hermanos Castro en los cuarteles de la Seguridad  del Estado en La Habana.  El régimen  en el que Vilma Espín era tan influyente anunció que Pavón  Rodríguez había cometido suicidio.
¿Sabían dónde estaba Vilma cuando Teresita Saavedra Pérez de apenas 24 años se suicidó quemándose  viva?  Ocurrió el día 21 de abril de  1961.  Saavedra Pérez era líder  católica y miembro de la resistencia anticastrista, quien había sido hecha  prisionera, torturada y violada por seis miembros de Seguridad del Estado de  Sancti-Espíritus, incluyendo al jefe  de los rufianes (quien supuestamente había sido su amigo antes del  castrato).  Puesta en libertad,  Saavedra Pérez optó por el suicidio al informársele que sería arrestada  nuevamente.
¿Sabían dónde estaba Vilma estos  desvergonzados  miembros de la  prensa seria, el día 22 de abril de 1975, mientras fusilaban en la Fortaleza de La Cabaña  a Obdulia Duarte Suárez de apenas 19 años? ¿O cuando fusilaban en Victoria de Las Tunas a Luisa María Escobar el 7 de octubre de  1962?  ¿O mientras fusilaban a la Doctora Berta Ferrer en 1960? ¿O cuando en el  día 17 de mayo de 1964 la campesina Josefa San Román fuera fusilada en la provincia de Pinar del  Río por colaborar con las guerrillas anticastristas de la  zona?
Este  es solamente un ejemplo pequeñísimo en la  trágica lista de documentados casos en  los que nunca intervino la gestión feminista de Vilma Espín.  No me alcanzarían mil cuartillas para  describir los casos de todas las infelices mujeres que han perecido como  consecuencia de la fatídica tiranía que fuera impuesta en 1959 para miseria y  esclavitud  de  millones y privilegio de unos pocos.   Las mujeres muertas extrajudicialmente por el castrismo se cuentan muy  conservadoramente por los cientos.  Sin embargo, el régimen presidido por el  cuñado de la señora Espín ha dictado sentencia oficial de muerte por  fusilamiento para mujeres, por lo menos en 11  casos.
La  última cifra del párrafo anterior es el resultado de la suma de las sucesivas  informaciones aparecidas durante años en los libelos oficiales Revolución  (este último ya desaparecido) y Granma.   En la mejor tradición estalinista, el régimen podría desvergonzadamente  negar hoy esta brutalidad que ha reconocido (e intentado justificar), pero sus  propios libelos son irrefutables  documentos inculpatorios. 
Aún  mucho más evidente para todo aquel capaz de análisis honesto, es que esta  campeona de los derechos de las mujeres y las minorías vivió una vida  regalada, sin requerir de su parte el menor esfuerzo para cubrir diariamente  necesidades perentorias.  En  consecuencia, una vida de enorme  diferencia con la de la mujer cubana promedio.  
Esta  líder de la sociedad sin clases  nunca necesitó hacer cola, ni tuvo racionados sus abastecimientos.  Espín recibía bienvenida de alfombra roja y tratamiento de élite  en lugares oficialmente prohibidos  para todos los cubanos del pueblo.   Su vida fue de privilegio y  disfrute desde que su pandilla  marxista conquistara el poder utilizando el engaño y la violencia.  
¿Me  apena algo en su muerte? ¡Por supuesto!   Me apena mucho que no ocurriera hace cincuenta años.
                  



